domingo, 25 de marzo de 2007

Don Frumencio: el violín más famoso de las Huastecas


Es Don Frumencio... su nombre lo dice todo. Sus ojos tranquilos dejan ver el torrente de experiencia musical que lo han hecho famoso por todas las Huastecas.Sus dedos son delgados y finos, se mueven por su violín como guiados por la voz de Dios.

Nació el 22 de agosto de 1923 en un rancho cercano al municipio de Chapulhuacán, Hidalgo. Sus padres fueron campesinos y desde pequeño supo de las labores de la tierra.

Fue el mayor de sus doce hermanos. Empezó a tocar desde los 9 años, «acompañaba los bailables que ponía un maestro llamado Pino López».

Combinaba su trabajo agrario con una que otra tocada. «Me sabía como seis o siete huapangos, pero nomás con esos me amanecía tocando».

La primer canción que compuso fue Ay amor cómo me tienes, la toca desde 1968. «Cuando fuimos a grabar a México me pidieron una composición, entonces llevé Mi Zimapán, les gustó mucho».

Las composiciones de don Frumencio hablan del amor y de la mujer, «de cuando uno esta enamorado, de cuando a uno le entra la pasión, de ahí sale el sentimiento de mis canciones».

En sus ratos libres, don Frumencio se la pasa en su estudio. Toca constantemente su violín para que no se desacostumbren sus dedos. Ahí tiene bocinas, aparatos de sonido y varios de sus discos. El grupo Acordes de Hidalgo acaba de grabar una producción discográfica que incluye doce temas cuya música y letra son resultado de su inspiración y de su violín.

La música huasteca lo ha llevado a varios lugares de la república, además ha viajado al extranjero. Pero antes tuvo que empezar tocando en bailes y andando de cantina en cantina ofreciendo sones a los parroquianos.

«En ese tiempo se cobraban treinta centavos por canción». En un buen día, Don Frumencio y su trío reunían la fabulosa cantidad de cincuenta pesos diarios. ¿Quién podría adivinar que después serían considerados para tocar en los más importantes escenarios de nuestro país?

César Hernández Azuara, autor del libro Huapango, El son huasteco y sus instrumentos en los siglos XIX y XX, habla de don Frumencio como un violinista virtuoso al que todos los huapangueros de la Huasteca quieren imitar.

Armonía Huasteca fue el primer trío que hizo sus grabaciones con fines comerciales, en un principio los compañeros de don Frumencio fueron Prócoro Rubio en la jarana y en la quinta huapanguera un músico de nombre Isidronio.

Al paso del tiempo, don Frumencio encontró un perfecto acoplamiento musical en Jesús Rubio Alcántara y en José Abraham Martínez Trejo. Juntos llevan cuarenta años recorriendo el país entero y poniendo muy en alto a la huasteca hidalguense.

Quién no ha oído esa famosa presentación: señores y señoritas nos vamos a presentar / somos Armonía Huasteca y venimos a cantar. Don Frume, Chucho y José Abraham empezaron a tocar aproximadamente en el año de 1967.

Un programa de radio en Ciudad Valles les ayudó a difundir su música. Su popularidad subió repentinamente y se dieron las condiciones para grabar un disco en la ciudad de México.

Sus discos se vendieron con gran éxito y esto le permitió al Trío Armonía huasteca grabar más de veinte producciones.
Actualmente, don Frumencio disfruta de la tranquilidad de su domicilio en El Calvario. En su estudio repasa sus conocimientos de violín y escribe versos, es lo que mejor sabe hacer, lo ha hecho toda su vida y tiene mucho más que dar.

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